La historia de Gregorio Guzmán Fructuoso, chofer de la minivan de la empresa Los Kazmeños, ha generado profunda indignación en la ciudadanía. A pesar de no haber sido responsable del accidente ocurrido en el óvalo de Tortugas donde fallecieron dos personas y varias resultaron heridas, Gregorio fue recluido durante 48 horas en la precaria carceleta de la Comisaría de Casma.
Lo más indignante, fue mantenido encarcelado pese a los evidentes golpes internos que sufrió y al fuerte dolor que lo obligaba a movilizarse en silla de ruedas.
Ni la Policía, ni el representante del Ministerio Público, ni el Juzgado de Casma dispusieron su traslado inmediato a un centro de salud. Todo lo contrario, el fiscal a cargo, Dr. Zeballos, pidió incluso ampliar su detención por un día más, demostrando cero empatía con la condición del conductor.
Al salir de la detención preliminar, Gregorio rompió en llanto al reencontrarse con sus familiares. Con impotencia, relató que tuvo que dormir en el piso de la carceleta, sin atención médica, ni consideración por su estado.
