De manera masiva ciudadanos de Chimbote y distritos aledaños en la región Áncash, acudieron hasta el cementerio Divino Maestro para recordar a sus seres queridos dentro de las celebraciones por el Día de Todos los Santos.
El campo santo abrió sus puertas desde las 8:00 horas y la administración del recinto informó que se permitirá la presencia de las personas en el interior hasta las 19:30 horas, debido a la gran cantidad de visitantes.
“Según nuestras estimaciones este año llegamos a los 20,000 visitantes, un número superior a los 10,000 15,000 personas que acudían en años pasados. Tenemos gran afluencia y desde tempranas horas”, precisó el coordinador del cementario, Félix Luján Monja.
El funcionario informó que previo a la celebración de hoy se ha venido realizando una campaña de concientización a los usuarios para que eviten emplear agua para las flores y la reemplacen por arena húmeda, que la administración del cementerio ha colocado en distintos puntos del campo santo.
Asimismo, se han llevado a cabo jornadas de fumigación, a fin de eliminar las larvas del mosquito que transmite el dengue y chikungunya.
Sobre las medidas de seguridad, se contó con resguardo policial tanto dentro como afuera del cementerio, así como con la presencia de una ambulancia de la Red de Salud Pacífico Norte.
Inspectores de Tránsito de la Municipalidad Provincial del Santa y un contingente de serenos, además de unidades también apoyaron con el orden.
Recuerdan a sus muertos
Distintas fueron las formas en la que los ciudadanos realizaban ritos para recordar a sus muertos. La mayoría optó por las bandas de música que tocaban canciones y melodías que eran preferidas por estas personas cuando estaban en vida.
En otros casos, familias enteras se congregaron frente a los nichos y tumbas de sus difuntos para degustar un almuerzo con el plato preferido de su ser querido. No faltaron quienes también llevaron cerveza o vino para “brindar” en honor a su familiar.
En el cementerio Divino Maestro de Chimbote están sepultadas 64,000 personas. En este lugar reposan las cientos de víctimas del terremoto de 1970 que azotó esta ciudad.