Un anciano indigente que se encuentra en total abandono por no tener familiares que lo protejan vive y pernocta en la intemperie de la ciudad de Huari. El anciano que también es sordomudo diariamente se le ve cobijarse en las escalinatas cerca al Parque Vigil de dicha ciudad en la provincia del mismo nombre (Huari) en Áncash.
Nadie conoce como se llama el anciano por las dificultades para comunicarse (sordomudo), todos los días lo ven movilizarse con su poncho por las calles de la ciudad y al atardecer lo ven llegar para sentarse en las escalinatas de la vía cerca al parque Vigil y pasar acurrucado frente al inclemente clima de la noche y madrugada serrana.
A veces los vecinos lo escuchan llorar y quejarse en horas de la madrugada, tal vez del intenso frío y algunas personas de buen corazón le alcanzan alguna prenda para abrigarse.
Debido a la falta de un albergue o asilo de ancianos en la ciudad huarina que acoge a las personas indigentes y de avanzada edad, el anciano tiene que vivir en la intemperie y vivir de la caridad de la gente. (Michel Malqui H.)
