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miércoles, mayo 1, 2024
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Huarmey: Memorias y relatos del terremoto que sacudió Áncash hace 50 años

Un 31 de mayo de 1,970 a las 15: 23 horas, en la región Áncash, así como en el norte y centro del Perú, el territorio se vió conmovido por un fuerte sismo de 7.9 grados de magnitud, que trajo consigo mucho desconsuelo, dejando en ruinas casi el 95% de nuestra tierra ancashina. El epicentro fue localizado a 80 kilómetros mar adentro de la costa de Chimbote. Hoy se cumple 50 años de aquella tragedia.

Cómo no recordar aquel día de mi infancia, en ese mismo momento cuando me encontraba cómodamente sentado listo para presenciar en matiné la película El Rescate de Atahualpa, cuya función se realizaría en el extinto cine Libertad de la ciudad de Huarmey, de repente un fuerte movimiento remeció la sala e hizo mella en la infraestructura del cine, los llantos, sollozos y desesperación arreciaron conforme avanzaban los segundos y los minutos.

En mi mente quedó grabado cómo salimos gateando en medio de la desesperación y encontronazos entre los menores y jóvenes que asistíamos a la función matinal. En esos momentos las personas adultas hicieron un forado a la puerta de emergencia y por un callejón adyacente al cine, fuimos sacados en vilo hacia la avenida Alberto Reyes, dónde cada uno de los rescatados tomábamos caminos distintos hacía el encuentro con nuestros familiares.

Pude apreciar una gran polvareda que cubría la Plaza de Armas de Huarmey y sus alrededores, las personas varones y damas lloraban y corrían en distintas direcciones tras sus hijos y familiares. La gran kermesse que se realizaba en un ambiente de la principal avenida era un tormento de desconsuelo y solo se escuchaba la invocación a nuestro Todopoderoso y a la santa patrona Virgen del Rosario, por este castigo de la madre naturaleza. Seguí avanzando en medio de esa incertidumbre y llegué cerca del templo de Nuestra Señora del Rosario, allí me quebré porque solo era desolación, tristeza y llanto; prácticamente el pueblo de Huarmey estaba en ruinas y el polvo del derrumbe de las viviendas cubrían como un manto de nube densa todo el territorio urbano de la ciudad.

Más adelante, las noticias llegaron a oídos del mundo sobre esta tragedia que tuvo como punto neurálgico la zona sierra de Áncash. En la asolada Huarmey nos enterábamos a través de las radios a transistores que nuestros padres pudieron rescatar de los escombros, que los hermanos de la hermosa ciudad de Yungay habían sido enterrados por un aluvión que trajo una avalancha de 30 millones de toneladas de lodo, hielo y piedras.

De igual forma, la ciudad de Huaraz quedó en escombros con una cantidad en ese momento no precisada de fallecidos los mismos que se encontraban enterrados bajo los escombros de sus viviendas. Similar situación de tragedia se vivió en los diversos pueblos de la zona de Los Conchucos y del Callejón de Huaylas. Asimismo, la tristeza y desolación se apoderó en los pueblos de las provincias del Santa y Casma.

Más adelante, de acuerdo a informaciones oficiales la cifra de fallecidos en toda la región llegó a 70,000. En aquella época el presidente de la República, Juan Velasco Alvarado, declaró 8 días de duelo nacional.

Las ayudas de los diversos gobiernos extranjeros no se dejaron esperar y con sus apoyos en la donación de víveres, ropas, medicinas, profesionales médicos y de infraestructura, comenzaron el trabajo de sacar adelante la destruida región ancashina.

Transcurrió medio centenar de años y nuestra región y el país no han aprendido la lección. Hubo muchas investigaciones de profesionales de las ciencias sociales que dieron las pautas para superar, modernizar y revertir los daños ocasionados a nuestro departamento, pero las autoridades y políticos de turno hicieron caso omiso a estas sugerencias.

Como reflexión:
La región Áncash, en todos los sectores y niveles tiene hijos e hijas con gran capacidad técnica y vocación de servicio para sacar adelante la región y la patria chica. Además de los ingentes recursos extractivos, naturales, culturales y turísticos que poseen sus zonas costa y sierra. Nunca es tarde para empezar…

PD: Mis condolencias a todos los hermanos y hermanas ancashinas, que perdieron a sus seres queridos en esta trágica fecha del terremoto del 31 de mayo de 1,970.

Por: Ernesto Mejia Morante

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