José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y figura emblemática de la izquierda en América Latina, falleció este lunes a los 89 años a causa de un cáncer que lo mantenía alejado de la vida pública desde hace meses.
Exguerrillero tupamaro, Mujica pasó más de una década en prisión durante la dictadura militar uruguaya. Tras recuperar su libertad, se convirtió en una de las voces más influyentes del progresismo regional, destacando por su estilo austero y su rechazo abierto al consumismo y al capitalismo desmedido.
Durante su mandato presidencial entre 2010 y 2015, Mujica impulsó políticas de corte social, legalizó el matrimonio igualitario y promovió la regulación del mercado de la marihuana, medidas que le valieron tanto admiración internacional como críticas internas.
Conocido por vivir en su modesta chacra y donar gran parte de su salario como presidente, Mujica se ganó el respeto de millones por su coherencia entre discurso y acción. “No soy pobre, soy sobrio”, solía decir, resumiendo una filosofía de vida que lo convirtió en referente moral más allá de las fronteras de Uruguay.
Su muerte deja un vacío en la política latinoamericana y marca el adiós de una figura que, con humildad y palabras directas, cuestionó las lógicas del poder y abogó por una vida más simple y solidaria.